Ese mundo ilógico que coexiste con el mundo que todos percibimos ha sido bautizado con muchos nombres y palabras, anarquía, surrealismo...
Me quedo con esa última expresión, “surrealismo”.
Es fascinante que algo tan bello como el surrealismo sea tan poco utilizado. Dar uso a sus (por otro lado) terribles consecuencias es completamente gratuito amen de enormemente divertido y emocionante.
¿Por qué no podemos hacer lo que nos venga en gana y cuando nos apetezca? Sin pensar en el resultado. ¿Es ético?, ¡no, que va!, ¿es apropiado?, ¡ni mucho menos!, ¿es divertido? ¡Si!
Dalí lo sabía, ser irracional y actuar sin pensar nos libera de las cargas más terribles. El surrealismo es el idioma de los libres y de los soñadores, de los que saben que han venido a este mundo por poco tiempo y que deben disfrutar al máximo.
Es la moneda de cambio de un mundo que está vivo y que muy pocos se permiten el lujo de disfrutar.