domingo, 20 de diciembre de 2009

CRÓNICA DE UNA MUERTE FALSA



Los García eran una familia inquieta. En lo que iba de año se habían mudado en otras tres ocasiones. Por fin parecían haberse acomodado. Gregorio era un escritor bastante mediocre, había arrastrado a su familia de aquí para allá en busca de las musas o sencillamente de las ideas perdidas. Ahora trabajaba en algo que según él iba a traerle la fortuna y el existo que tanto anhelaba. La nueva casa era grande, estaba en mitad del campo, era muy soleada y tranquila. Por las mañanas los niños iban a la escuela, era Rebeca, la mujer de Gregorio, quien se encargaba de esta labor. Mientras, él se quedaba frente a la pantalla del ordenador portátil esperando a que la deseada inspiración hiciera acto de presencia.
Fue al cuarto día cuando Gregorio cogió fuerzas y acudió al desván. Había estado escuchando ruidos que poco tenían que ver con cucarachas o ratones. Rebeca no le prestó ninguna atención, hacía tiempo que había perdido la fe en su marido y lo más sensato que podía hacer era ignorarlo. Una vez allí, en el viejo y oscuro desván, Gregorio adosó su oído a la puerta. Lo volvió a oír, eran lamentos. Sacó del bolsillo la vieja llave que habían dejado los antiguos dueños juntó con las demás, la introdujo en la cerradura. La puerta se abrió.



1964

Una mañana, el conocido escritor Camilo Montalbán, de cuarenta y cuatro años, que hacía mucho tiempo se había retirado a su casa de campo de Aranjuez, quedó estupefacto cuando, al abrir el periódico, vio en la tercera página, a la derecha, abajo, a cuatro columnas, este título:

“La literatura española está de luto. Ha fallecido el escritor Camilo Montalbán”

Debajo se podía leer:

“Tras una breve enfermedad, contra la que nada pudieron los cuidados de los médicos, ha muerto hace dos días el escritor Camilo Montalbán. Por voluntad del finado, damos la noticia después de celebrados sus funerales”.

Aturdido, sin dar crédito a sus propios ojos, Montalbán echó una febril ojeada sobre el artículo necrológico y advirtió, a pesar de la precipitación de su lectura, alguna que otra frasecita venenosa llena de reservas, dispersas aquí y allá, con innegable diplomacia, entre las retahílas de adjetivos variados.

-¡Marta, Marta! –dijo Montalbán tan pronto como recobró el aliento.
-¿Qué pasa? –respondió su mujer desde la habitación de al lado.
-¡Ven, corre! –contestó.

La mujer acudió a la llamada y leyó de inmediato el artículo. Marta palideció al instante y rompió a llorar de inmediato.

-¡Mi pobre Camilo, mi tesoro! –balbucía entre sollozos.

Aquella escena acabó por desesperar a Camilo.
-Pero, ¿te has vuelto loca, Marta? ¿Es que no ves? ¿Pero es que no comprendes que es un error?

Marta cesó inmediatamente de llorar, miró a su marido, su rostro recobró la serenidad, y, entonces, con la misma ligereza con que un momento antes se sintió viuda, viendo el lado cómico de la situación, comenzó a reír alocadamente.

-¡Dios mío, vaya broma…! , ¡Pero qué risa…! , perdóname, Camilo… La literatura de luto… y estás aquí más sano que una lechuga.

-¡Basta! ¡Basta! –le gritó su marido, fuera de sí-. ¿No te das cuenta? ¡Es terrible, es terrible! ¡Ahora verás cómo me oye el director del periódico! ¡Le va a costar cara la bromita!
Camilo se montó en su coche y se fue precipitadamente a la ciudad, dirigiéndose al edificio donde se encontraba la redacción del periódico.

Una vez allí, el director le recibió afablemente.

-Por favor, maestro, siéntese. ¿Un cigarrillo…? Estos encendedores que nunca funcionan son una verdadera desesperación… Tome un cenicero… Y ahora, dígame:
¿A qué debo el placer de esta visita?
Camilo no tenía palabras ante aquella situación, se había quedado aterrorizado.

-¿Acaso me está tomando el pelo? –dijo muy alarmado.
-No le comprendo, señor –contestó el director.

Camilo cogió un ejemplar del periódico que había sobre la mesa, pasó algunas páginas y se lo mostró al director.

-En el periódico de hoy..., en la tercera página…, viene publicada la noticia de mi muerte…
-¿De su muerte? –El director cogió el periódico, leyó detenidamente, comprendió (o fingió comprender), no pudo ocultar un breve embarazo que duró una fracción de segundo, se recobró de forma maravillosa, y carraspeó.
-Bien, me hago una idea. Aquí hay sin duda una extraña discrepancia.

Camilo perdió la poca paciencia que le quedaba.

-¿Discrepancia? –gritó-. ¡Me han matado, matado! Es algo monstruoso.
-Desde luego, desde luego –dijo el director con calma-. Quizá… podríamos decir que el contexto de la noticia ha ido más allá de las intenciones que se tenían al redactarla… Por otra parte, espero que usted haya sabido apreciar el justo mérito del homenaje que mi periódico ha tributado a su carrera literaria…
-¡Homenaje! ¡Me han destrozado!, ¡Han arruinado toda mi vida!
-Bueno, no niego que hemos cometido un leve error…
-¿Me han dado por muerto estando vivo… y usted llama a esto leve error…? ¡Esto es una locura! Le exijo formalmente una rectificación, exactamente en el mismo sitio donde ha sido publicada esa noticia. Y, por supuesto, me reservo el derecho a exigir reparaciones por daños y perjuicios.
-Pero, mi querido señor –contesto el director-, usted no se da cuenta de la extraordinaria fortuna que se le ha presentado. Otro escritor cualquiera daría saltos así de grandes.
-¿Fortuna?
-Sí, fortuna y éxito. Cuando muere un artista, sus obras son veneradas, ¿Se imagina el dinero que puede hacer con reediciones de viejos trabajos? Y ahí no acaba todo, usted puede seguir escribiendo y fechar las obras en otra época. La gente hará cola en las librerías para poder adquirir su obra póstuma o si lo prefiere para hacerse con el libro perdido del gran Camilo Montalbán. Sin quererlo, si, sin quererlo, le hemos prestado un servicio inconmensurable.
-Y yo, ¿debo hacerme el muerto…?
-Desde luego. Es una oportunidad única en la vida.
-Pero, ¿y yo?, ¿Deberé desaparecer de la circulación?
-Si, no será difícil. Lo que debe hacer es dejarse barba y evitar entrometerse en aglomeraciones públicas. Mire, todo irá como la seda. Más vale dejar que las cosas sigan por su cauce… Después, usted comprenderá que es lo mejor… Una rectificación de esa importancia… No soy yo quien se va a beneficiar a fin de cuentas… Usted, personalmente, perdone la sinceridad, representaría un papel muy mezquino… E inútil, pues los resucitados jamás resultan simpáticos…

Camilo no supo decir que no. Volvió a su casa de campo. Se escondió en el desván, mientras le creía la barba. Su mujer se vistió de luto. Los amigos fueron a visitarla, especialmente Rodrigo Garasino, también escritor, que había sido siempre como la sombra de Camilo. Pronto, los pronósticos que el director del periódico había formulado se fueron cumpliendo. El dinero empezó a llegar a borbotones. Las más antiguas obras de Camilo Montalbán comenzaron a reeditarse, la gente, sobre todo gente joven, sentía curiosidad por este autor.

Y allí en su retiro clandestino, Camilo escribía sin descanso, hoja tras hoja, para poder alumbrar la que para muchos sería su obra más extraña. Finalmente el trabajo se dio a conocer al gran público a través de Marta, su viuda. Se dio por sentado que la obra era antigua quizás perteneciente a la primera etapa literaria del escritor. La gente acudió en masa a las librerías, todo fue un rotundo éxito.
Un mes después, la barba le había crecido bastante. Camilo se arriesgó a salir, presentándose en los sitios como cualquier otro individuo. Se puso gafas, y simulaba un acento exótico.

Curioso. A medida que las visitas de Rodrigo Garasino se hacían más frecuentes, Marta parecía florecer de nuevo. Además, el luto la favorecía. Camilo seguía la metamorfosis de su mujer mitad con complacencia, mitad con cierta aprensión. Cierta noche llegó a desearla, como hacia años que no le había sucedido. ¡Deseaba a su propia viuda!
En lo que se refería a Garasino, ¿no era extraña tanta asiduidad? Cuando Camilo se lo advirtió a Marta, ésta casi reaccionó con hastío:
-¿Pero de que estás hablando? ¡Pobre Rodrigo! Tu único amigo de verdad. Se toma la molestia de consolar mi soledad y tú sospechas de él. ¡Deberías avergonzarte!

Mientras tanto, la gente tuvo tiempo de olvidar a Camilo Montalbán, al menos como fenómeno mediático. El olvido llegó con impresionante rapidez. Cada vez era más raro encontrar citado su nombre. Con desolado estupor, Camilo se dio cuenta de que sin Montalbán, el mundo seguía girando.
Las visitas de Garasino terminaron por hacerse habituales. Camilo se vio en la obligación de permanecer en el desván las veinticuatro horas del día. Fue entonces, mientras yacía sentado en una mecedora junto a un pequeño ventanal del desván, cuando Marta entró por la puerta toda vestida de blanco.
-¿Te gusta?, es mi viejo vestido de novia, aún me sirve
Camilo la miró con asombro. No tenía palabras.
-Rodrigo me ha pedido que me case con el, es un buen hombre –dijo ilusionada.
Camilo volvió la cabeza y puso de nuevo su mirada en el pequeño ventanal. Marta no dijo nada, tan solo salió de la estancia y cerro la puerta. Un sonido metálico resonó con fuerza. Era la cerradura.

Camilo asumió su encierro, al fin y al cabo era inevitable. En el jardín de la casa los invitados al evento se agolparon en torno a los novios. La orquesta comenzó a tocar, Marta y Rodrigo comenzaron a bailar al son de la música. Todo era perfecto.

A unos metros del ágape nupcial había una solitaria lápida, en ella rezaba una inscripción:

Camilo Montalbán 1920-1964
“Nunca te olvidaremos”



* * *



Tras haber abierto la puerta, Gregorio entró despacio en el desván. La atmósfera de aquel lugar era agonizante. Todo estaba cubierto por un denso polvo. Justo en frente había un pequeño ventanal por el que entraba algo de luz. Gregorio se acercó lentamente. Había una mecedora, en ella parecía distinguirse una figura, la presencia de alguien que yacía sentado.
-¿Hola? –dijo algo asustado
No hubo contestación. Gregorio termino por aproximarse hasta la mecedora abriéndose paso entre las telarañas. Allí sentado, se encontraba el cuerpo inerte de un hombre de poblada barba y expresión desoladora, estaba en lo huesos. Sus manos se aferraban a una pila de papeles manuscritos. Gregorio estaba aterrorizado pero tuvo fuerzas para aproximar sus manos hasta las del difunto y extraerle los papeles.
Había mucho material escrito, las hojas estaban numeradas. Gregorio empezó a leer. La narración comenzaba con una frase: Esta es la crónica de una muerte falsa...

domingo, 25 de octubre de 2009

LA PUTA DE CRISTO

Camino por la Jungla de Asfalto bajo el azul Pesadilla de la noche Angelina. Ritmo Narcótico, siento que la luna me persigue y no tengo donde huir. Los habitantes de la noche disfrazados de neón, esclavos del insomnio perpetuo caminan sobre el alambre de la desesperación farfullando oraciones de redención apocalíptica. Miradas perdidas y sin vida que conducen a la enajenación mental me invitan a rezar para que llegue el amanecer.

Prosigo mi camino en calma tensa, alerta ante la violencia ciega del entorno, observándolo todo y a todos, sin fijar mi mirada en nada en concreto consciente del veneno de la tragedia.

Dejo atrás antros infernales, ríos de alcohol y drogas y perros sanguinarios que luchan por el último trozo de carne podrida, cruzo la esquina de la lujuria sifilítica y me adentro en las entrañas del delirio.

La Luna se esconde tras las nubes negras, el silencio asusta a la Noche y aparece la bruma. Ruido de pasos, tacones lejanos que me guían a través del corazón herido de Los Ángeles. Avanzo por el filo de la navaja, el miedo al descubrimiento agita mi sangre espesa.

Las bocas del pavimento succionan la niebla y la vista se aclara. Zapatos negros de aguja, piernas de amor infinito, vestido azul etéreo. La Gloria Bendita apareció ante mí con ojos de Pantera ninfómana.

Se acerca sigilosa, me roza con sus pechos y me susurra al oído acariciando mi mugriento cuello con sus gruesos labios.

-Te lo ofrezco todo, esta noche, ahora, siempre. Soy tu 4 de Julio.

Un violento beso me sumerge en lo mas profundo del abismo.

-Soy totalmente tuyo mala Puta.

Me coge de la mano y me lleva.

Miro al cielo, la Luna entra en escena de nuevo. Flota en el aire con aspecto amenazador. Le guiño un ojo y sigo a La enviada del Rey de Reyes, te debo una viejo.

En la habitación todo era fuego y sudor. La belleza absoluta desnuda ante mi, alma raquítica y atormentada.

Recorro su esplendoroso cuerpo con mis afiladas garras hasta encontrar el Edén en su entrepierna. Pruebo el sabor de su Pubis, el desenfreno nace en mi poya.

Su larga melena negra oculta su cara, sus pezones pardos me miran de frente, la habitación arde en llamas. Acometida tras acometida la hago mía , me fundo con su piel canela y nos revolvemos como escorpiones en el desierto.

Me desprendo de su cuerpo y caigo roto sobre las sabanas empapadas en pasión viscosa.

-Esta noche somos más hermosos.

Sonrío de pura lujuria.

Acaria mi pecho sudoroso y me fulmina con la más bella de las sonrisas. Me duermo pensado en los miles de amaneceres perdidos, en la dulce salvación encontrada, 54 kilos de carne tierna.

Diciembre esta en la calle. Amanecer de 5 de Julio en el frío invierno. La confusión y el dolor me despiertan. Sangre encharcada en mis ojos. Visión borrosa. Pequeñas heridas en mi piel, miles de laceraciones cruentas me desangran lentamente. Busco a la belleza entre las sabanas, solo encuentro ríos de muerte.

Le pongo música de maldición a mi implacable estupidez y me preparo para deslizarme por la colina de la gran serpiente. Me tendieron la fruta prohibida y la agarre con las dos manos.

Me equivoque de Viejo, el Rey de Reyes surgió de las cloacas, no capte las señales de la Luna, esta noche bailara sobre mi tumba de deseo incontrolado.

Victima de mi mismo busco un epitafio que selle mi miserable existencia.

El ultimo aliento me proporciona las palabras.

-Los milagros no existen, las Putas SI.


jueves, 25 de junio de 2009

LA HORA DE LOS PURIFICADORES

Había llegado la hora.

8:00 AM
Canuto se levanta de la cama. No ha podido dormir en toda la noche. La emoción que lo invade está por encima del cansancio de días y días de preparación.

Con premura se pone encima “el asunto” y se lo cubre con la ropa. Nadie notará nada. Va a la cocina y se mete entre pecho y espalda su último desayuno, ni un animal hubiera aguantado semejante atracón de pan tostado y huevos.

8:15 AM
Canuto sale por la puerta en compañía de una escopeta recortada hasta las trancas de balas. No va muy lejos, solo da unos pasos hasta la puerta de enfrente. Llama al timbre. Al otro lado suenan los ladridos de un condenado perro. Sebastián, su vecino, aparece al instante con la misma cara de borracho y degenerado de siempre. Canuto le sonríe y le regala un balazo en mitad de la frente. Sebastián cae al suelo mientras sus ideas y sus sesos se esparcen por el suelo. El condenado perro no tarda en llegar para relamer los restos de su amo.

Canuto va encontrándose mejor. Baja dinámico las escaleras y sale a la calle. Junto al portal Doña Francisca cotorrea con Doña Aurelia (las cotillas del edificio). Canuto no lo duda y las dispara a sangre fría. Los cuerpos de las pensionistas impactan contra el pavimento. La gente de los alrededores grita e increpa a un Canuto risueño.

8:30 AM
Canuto corre calle abajo hasta un supermercado. Entra en el establecimiento y comienza a matar cajeras y clientes. El encargado sale de su despacho, Canuto lo manda también para el otro barrio.

8:45 AM
Sigue corriendo, las sirenas de la policía no lo detienen ni lo intimidan. Canuto está disfrutando. Se mete en un edificio, el de su ex novia, sube hasta la segunda planta y llama a la puerta. Aparece Felipe, su mejor amigo. Canuto vuelve a disparar, la sangre de su cabeza salpica en la cara de su ex. Ella grita aterrada durante unos segundos, el tiempo que Canuto tarda en mandar un proyectil contra su garganta.

Canuto es feliz, muy feliz. Jamás hubiera imaginado que aquello de lo que le hablaban sería tan cierto.

La policía comienza a pisarle los talones, le da lo mismo. Se cruza con transeúntes que le parecen vulgares, ridículos o demasiado flacos. Los mata a todos. Todos merecen morir.

El reguero de muerte que deja a su paso es comparable al ocasionado por la peste bubónica. Los policías le disparan una y otra vez pero Canuto sigue corriendo. Se está desangrando pero el sigue corriendo.

09:00 AM
Canuto ha llegado al final. Ha pasado tan solo una hora. La mejor hora de su vida, la más intensa, la más libre. Una hora para matar. Canuto se quita la ropa y muestra a todos “el asunto” oculto bajo la tela. Todo su ser está recubierto por explosivos y cables. El detonador está en manos de alguien que no conoce, alguien que está por encima del bien y del mal. Un ser superior.

Todos guardan silencio no saben que ocurrirá.

Alguien dice que hay más, más locos por la ciudad. Es una plaga, una pandemia. La noticia corre como la pólvora. Las radios de la policía no dejan de repetir que hay más como él.

Canuto es libre al fin y está dispuesto.

Explota.

El estruendo es terrible, no queda una farola en pie. Los cristales se hacen añicos y la carne se quema. Más muertes y más explosiones han asediado la ciudad a las nueve de la mañana, nadie sabe por que. Alguien jura haber oído antes del caos un grito de guerra que decía: ¡¡¡Iros a tomar por culo!!

martes, 23 de junio de 2009

ARTISTA DE LA MIERDA



Entre en la casa de cagar como un misil. Desabroche el cinturón, me baje los pantalones. Apenas tuve tiempo de quitarme los calzoncillos. Aquello reventó como la meada de un elefante. Estallo la tormenta. Mierda por todos lados. Mierda marrón, oscura y apestosa. Algo se había roto dentro de mi. La mierda caía como un torrente de agua brava y salvaje, heces blandas y mucosas rebosaban del water. Mi culo chorreaba cagarrutas indecentes. Tenia el ano destrozado, dilatado y dolorido. Rojo carmín, suplicando el fin del castigo.

Llego la calma. Parecía el fin. Se acabaron los retortijones. Un pequeño hilo de mierda colgaba de mi culo. Estaba conectado a mi cagada. Como una madre y su hijo a través de la placenta. Había dado a luz una hermosa mierda. Hora del nacimiento 12:32, unos 3 kilos de peso.

Admire mi gran creación. Mi obra maestra. Era preciosa a su manera. Amor de Padre. Amor de Madre. Las moscas aparecieron para alabar al gran artista. Revoloteaban alrededor del detritus, extasiadas, en trance. Nunca verían nada igual.

Había expulsado una parte de mi, quizá la mejor parte. Era de una belleza hipnótica. Una obra de arte. Algún día seria expuesta en los grandes museos, junto a los mejores artistas. Me reconocerían por la calle, gritarían mi nombre, le pondrían mi nombre a una biblioteca.

Lo mas grande que le ha pasado a este país.

Sin duda alguna, un Artista de la Mierda.

lunes, 15 de junio de 2009

INVOLUCIÓN



No tengo más preguntas señor Lucas.

viernes, 29 de mayo de 2009

RETROCESO

Nuestra vida continúa y no se detiene, no podemos evitarlo. Es la puta realidad, nadie nos a dado un botón antipánico para detener la atracción. Tenemos que tomar aire y aguantar la respiración durante el tramo de caída libre que es la montaña rusa de nuestra vida.

Seria estupendo retroceder y regresar al mismo punto de incio, regresar al origen incorrupto, al momento incial en que todo era belleza y orden. Así es la vida, un caos que no podemos controlar. Las cosas pasan por que sí, por que los dioses o quien coño sea permite que sea así.

Cerremos los ojos y finjamos que el retroceso es posible.

viernes, 3 de abril de 2009

IMPERIO DE FURIA. CAP-6

Llevaba el pecado tatuado en mi piel. Alguien me había tendido una trampa, alguien quería verme tan muerto como esa zorra de Jacqueline Weinstein.

Tocaron en la puerta como si el mundo se estuviese viniendo abajo.
¡¡La policía!! , gritaban desde el otro lado. Cerdos uniformados y corruptos. ¡Me han tendido una trampa! ¿Quien habrá sido? Necesito respuestas, necesito saber quien coño mueve los hilos en la sombra y que papel juego en todo esto. Necesito…, necesito escapar de esta maldita barraca oportunista que han organizado en contra mía.

Miré por la ventana y observé que la calle estaba misteriosamente tranquila. Podía escuchar como organizaban un asedio desde el otro lado. Iban a tirar la puerta en cuestión de segundos. El cadáver de Jacqueline me miraba incesante. No aguanté y lo cubrí con las sábanas.

Tiraron la puerta abajo. Un número incontable de hombres me rodearon. Entonces me di cuenta de la terrible realidad: No eran polis.
Empecé a escuchar una risa infernal. Allí estaba, era el viejo Harold Weinstein.

-Querido Tony, has sido enormemente útil. Jamás podré pagartelo

Me pusieron unas esposas y me cubrieron la cara con una mortaja. Alguien me golpeo con buen pulso y perdí el conocimiento.

No puedo saber con exactitud cuanto tiempo pasó. No lo se. Lo que si recuerdo es la terrible agonía que sentí cuando recupere la consciencia y me ví envuelto en la mas absoluta oscuridad. Apenas podía respirar, me faltaba el aire. No podía ver nada, tenía las manos esposadas. Me encontraba tumbado y sentía como los pies tocaban fondo. Las rodillas y los brazos también se topaban con un límite. En el techo ocurría lo mismo.
Fue entonces cuando lo supe, me encontraba encerrado en una caja. Estaba inmerso en el problema de mi vida y lo único que tenía eran las misteriosas y traicioneras palabras del viejo Wes.

Llegados a este punto de la historia me veo en la necesidad de pasar el testigo a otro narrador. Mi hermano Luca:

Me llamo Luca Pistone, tengo 38 años. Tengo una mujer y dos hijas. Llevo una vida tranquila a las afueras de la ciudad, lejos de la muerte y el crimen. Soy propietario de una granja que suministra a casi todo el estado de California. Hasta hace bien poco tenía olvidado a mi hermano Tony. Rompimos las relaciones cuando murió nuestra madre. Para mí, aunque suene duro, estaba muerto y enterrado. Cual fue mi sorpresa, cuando aquel hombre vino a verme y me dijo que Tony estaba enterrado, pero no muerto…

miércoles, 1 de abril de 2009

IMPERIO DE FURIA. CAP-5

Creo que todo se está complicando, hay muchos jugadores en esta partida. Hoy ha comenzado la Orgía de Sangre. Tonetti, el Gran Payaso italiano, a muerto. Las cloacas de Los Ángeles lloraran su muerte. Una comedia repentina y violenta le borro la sonrisa de la cara. La comedia è finita bufón del mal, espero que te consumas en las llamas del infierno.
Me aleje del Chulavista Club escuchando los sollozos del séquito del Gran Payaso. Gritos y lamentos ahogados en siniestras risas....
La niebla me acogió en su frió manto mientras me dirigía a la habitación de la Pensión donde vivía.
Me sumergí en mis pensamientos. Tenia la sensación de que el Sr. Weinstein se había ocupado de Tonetti.
Un escalofrió me recorrió el espinazo, sentí una presencia a mi espalda. Un latigazo, fuego en el cráneo. Bese el asfalto mojado.
Me Desperté en mi habitación, abrazado a la almohada, completamente desnudo.
Un Mar de Sangre bañaba la cama. Una mujer muerta a mi lado. Aullé como un lobo asustado.
Salte de la cama. Drogas y alcohol decoraban el escenario del crimen. Me puse algo encima para tapar mis vergüenzas y mostrar algo de respeto a los muertos.
No reconocía mi rostro en el espejo. Tenia los ojos vidriosos y las pupilas dilatadas. Mi cara era una mascara de horror demencial. Una inscripción en mi pecho. JACQUELINE.
-La mujer de Weinstein!!!!.
Gire sobre mi mismo. Mire hacia la cama. Apunte hacia el rostro de la mujer. La Reconocí. En la cama yacía el cuerpo de la mujer a la que debía encontrar. Jacqueline Weinstein.Vestida de muerte. El desconcierto se apodero de mi.

Llevaba el Pecado tatuado en mi piel....


martes, 24 de marzo de 2009

IMPERIO DE FURIA. CAP-4

El pequeño diablillo salio corriendo y se perdió entre la condenada multitud.
Me dio por sonreír durante una fracción de segundo pero enseguida reaccioné y me di cuenta que esas mariconadas no me van. Le di un trago al brebaje infame que me había servido el barman y decidí ponerme a trabajar.

Al parecer el viejo Tonetti me buscaba, que suerte la mía. La última vez que nos vimos el estaba de rodillas en el suelo con media oreja ensangrentada y humeante. Era él o yo. Me presenté en el piso de arriba. Había un tipo larguirucho y enfermizo que daba caladas a un cigarro en extinción. Hacía las veces de guardia de seguridad, el cabrón no se movía de la puerta que tenía a su lado, era como una jodida estatua griega.
Me acerqué despacio, el tío me soltó una frase en un acento estrafalario y me indicó que pasara ¿De qué mierda de país sería?, me importa un carajo.

Abrí la puerta y me tope de golpe con el viejo Tonetti, estaba muerto. Se encontraba sentado junto a su mesa con un agujero de bala entre las cejas. Me adelanté hasta el cuerpo y observé que la ventana del despacho estaba abierta de par en par. El asesino había ejecutado su tiro de diez puntos desde allí. En ese momento recordé al mamón que vigilaba en la puerta y la falta que hacía desempolvar viejas costumbres como el fusilamiento.

Me asomé por la ventana y observé que había una escalera de incendios cochambrosa. Estaba claro, el tirador había escapado por ahí. Estaba confuso, muy confuso ¿Por que cojones habían matado a Tonetti? , no tenía sentido. En efecto el viejo era un hijo de puta odiado en las cuatro esquinas de la ciudad pero, aún así ¿Por qué ahora? Y lo que más me intrigaba ¿Por qué deseaba verme? ¿Tenía alguna información sobre Marco? ¿Cuál era la maldita conexión?

Salté por la ventana y aterricé sobre la plataforma de la escalera. Baje unos peldaños y observé un trozo de tela enganchado en un hierro oxidado. Era un pedazo de tela manchado de sangre fresca. Deduje que era del asesino. No soy amigo de la ciencia moderna pero debía conseguir que analizaran esa sangre y poder descubrir el nombre y los apellidos del asesino de Tonetti.

Creo que todo se está complicando, hay muchos jugadores en esta partida…


IMPERIO DE FURIA. CAP-3

Voy en camino del Chulavista Club, punto de encuentro para las almas perdidas de la Meca del Cine. Barra infinita para las putas y gigolos de la industria del entretenimiento. Olor a perfume barato y pasiones derramadas. Antro oscuro y asfixiante donde el vicio se convierte en enfermedad repugnante y purulenta.

Lo poco que sabia de Marco es que era un aspirante a Galán de Hollywood al que la suerte le escupió en la cara. Como tantos otros, se quedo a las puertas.... y ahora sobrevive a la vida como chupa pijas y esclavo sexual de la senectud artística de Los Ángeles. Viejos y viejas desdentados que tratan de saciar su soledad.
Llegue al Club de madrugada. Dos damas de la noche aguardaban en la puerta la llegada de su Ángel Salvador. Me miraron con desprecio cuando pase junto a ellas. Sabían lo que era y lo que hacia. Lo llevo escrito en la frente, lo notan en mi mirada, en mi forma de andar, en mi ropa....Sabían que venia buscando algo o alguien. A esta clase de gente no le gustan los tipos como yo. No le gustan las preguntas, todos tienen cosas q ocultar.
Nada mas abrir la puerta, una nube de humo se poso sobre mi cabeza. Me quite el sombrero y me dirigí hacia la barra. El panorama era desolador. Niñas y muchachos famélicos se paseaban semidesnudos contoneando su esquelético cuerpo.
Me situé en la barra. Pegajosa y mugrienta.
El barman se acerco.
-Que le pongo Amigo?.
-Whisky doble sin hielo. La noche est...
Antes de que pudiera terminar la frase sentí como algo tiraba de mis pantalones hacia abajo. Baje la mirada y me encontré un enano con sombrero enganchado a mis piernas.
Me puse en cuclillas para estar a su altura. Se acerco a mi y me susurro al oído.
-El circo esta en la ciudad. El gran Tonetti quiere verte.
El pequeño diablillo salio corriendo....

jueves, 19 de marzo de 2009

IMPERIO DE FURIA. CAP-2

Hace tres días el Sr Weinstein me contrató. Quería que encontrara a su mujer y al amante de esta. Al parecer se habían fugado con no poca cantidad de dinero y el viejo “Wes” quería su venganza. Dijo literalmente que cortaría la polla de ese malnacido y ella tendría que comérsela mientras el capullo tuviera vida.

Dejen que les hable de este tipo: Harold Weinstein. Es el judio más rico de toda la costa este. Se mudó a Los Angeles por puro vicio. Tiene una afición bastante particular. Recluta a muchachas jóvenes de entre 18 y 25 años y las obliga a pelear en cueros en un improvisado ring mientras el disfruta como puede del espectáculo. Lo se, es una indecencia, pero que quieren, es el que paga mis facturas.
La policía no está al corriente del asunto del dinero y me han pedido que sea discreto.
Mi primera medida en este caso será localizar a los contactos más próximos de “Bonny & Clide” y empezar desde ahí.

Me han dado el soplo de que Marco, el amante en cuestión, era un gigoló en horas bajas que se vendía en un local de mala nota.

Voy en camino…

lunes, 16 de marzo de 2009

IMPERIO DE FURIA. CAP-1

Tenia los ojos abiertos cuando la encontré. Azules como el cielo de esta maldita ciudad de falsas apariencias, luminosa y radiante de día, oscura y perversa de noche.
No tuvo tiempo de vivir, con tan solo 12 años se encontró el infierno de frente. Habían masacrado su pequeño cuerpo sin piedad, parecía un ángel crucificado con las piernas abiertas...
Tenia la mandíbula desencajada, los labios torcidos y morados, los pezones arrancados y la mirada dirigida hacia el cielo, quizá suplicando la ayuda de Dios, cómplice indiferente de unos animales salvajes.
Me ahorrare los detalles de como encontré a la niña. No soy excesivamente inteligente, se puede decir que hago justicia a mi apodo, Bobo para los amigos, a los enemigos no les concedo la palabra..., pero en esta ciudad me basta con apretar los dientes y enseñar el grosor de mi puño.... a los habitantes de este agujero les asusta el dolor y una de mis virtudes es proporcionarlo hasta limites vomitivos.
Mi nombre es Tony Pistone, tengo 45 años. Soy ex boxeador, ex-convicto, ex-marido de una mujer odiosa, , ex-hombre, ex-persona. Soy detective privado en Los Ángeles y voy a limpiar las calles con la sangre de los que van a morir.
Es tiempo de exterminio. Las calles arden en la noche roja,demasiadas cucarachas despiadadas. Violencia infinita. Los voy a matar a todos. Los voy a joder vivos.
Los Ángeles se desangrara en nombre de un ángel muerto.

Hace tres dias el Sr. Weinstein me contrato....

martes, 24 de febrero de 2009

SURREALISMO COMO MONEDA DE CAMBIO

El mundo funciona con lógica, es una desgracia, pero así es. Sin embargo, lo más interesante es que, también puede funcionar sin ella.

Ese mundo ilógico que coexiste con el mundo que todos percibimos ha sido bautizado con muchos nombres y palabras, anarquía, surrealismo...

Me quedo con esa última expresión, “surrealismo”.

Es fascinante que algo tan bello como el surrealismo sea tan poco utilizado. Dar uso a sus (por otro lado) terribles consecuencias es completamente gratuito amen de enormemente divertido y emocionante.

¿Por qué no podemos hacer lo que nos venga en gana y cuando nos apetezca? Sin pensar en el resultado. ¿Es ético?, ¡no, que va!, ¿es apropiado?, ¡ni mucho menos!, ¿es divertido? ¡Si!

Dalí lo sabía, ser irracional y actuar sin pensar nos libera de las cargas más terribles. El surrealismo es el idioma de los libres y de los soñadores, de los que saben que han venido a este mundo por poco tiempo y que deben disfrutar al máximo.

Es la moneda de cambio de un mundo que está vivo y que muy pocos se permiten el lujo de disfrutar.

viernes, 30 de enero de 2009

DESMONTANDO A LA SRA PENNY-APLETON

La Sra Penny-Apleton vive sola con sus tres gatos, a saber: Julio Cesar, Marco Aurelio y Cáligula. Decidió ponerles nombres de emperadores de Roma por la extraordinaria afición que esta mujer tiene a la novela histórica.
Este género la entusiasma por dos motivos, el primero es por que los volúmenes que lee son de un tamaño considerable con cientos de páginas. A la buena mujer siempre le ha gustado tener algo amplio que agarrar entre las manos. El segundo, y el más contradictorio, es que debido a la extensión de los relatos, estos libros suponen un eficaz somnífero natural para ella. Por el contrario desprecia todo lo relacionado con la novela policíaca o de suspense. Pronto explicaremos el motivo.

La Sra Penny-Apleton enviudó a los sesenta años de edad, un día después de que su marido, Factor de Ferrocarriles, se hubiera jubilado después de cuarenta años de leal servicio. Nadie sabe como sucedió. Su marido salió para tirar la basura y nunca más regresó, enseguida le dieron por muerto y no supieron de el.
Fue una semana terrible para la Sra Penny-Apleton, no solo por que perdió a su marido si no por que además tuvo que enterrar en el jardín de atrás el cuerpo abotargado del viejo Claudio, el cuarto de sus gatos. Por lo visto el pobre animal murió de una indigestión. Según comentó el veterinario, el felino había consumido ingentes cantidades de carne de origen, a día de hoy, no declarado.

Tras el fallecimiento, la Sra Penny-Apleton heredó una buena suma por parte del seguro de su marido, todo un verdadero golpe de suerte que sin duda ayudó a paliar el dolor. Tuvo la ocurrencia de coger una maleta y a sus tres gatos y dar la vuelta al mundo montada en un gran barco. Recorrió de Norte a Sur y de Este a Oeste.

Después de varios meses de aventuras con muchachos mucho más jóvenes que ella en distintas partes del globo, regresó a su casa, estaba exhausta de tanto ver mundo.
Al llegar percibió un olor familiar en el salón, algo que no percibía desde que falleció su marido.

Subió al piso de arriba y llegó hasta su cuarto. Sobre la cama y como si nada hubiera pasado se encontraba el espectro de su marido, leía sin demasiado intereses un libro sobre las conquistas de ultramar de Lord Nelson.

La Sra Penny-Apleton no tenía palabras ni tampoco estómago para lo que tenía sobre su cama. El buen espectro presentaba unas carencias físicas considerables, no solo por las ropas raídas si no también por los enormes mordiscos que el viejo Claudio le había propinado por todo su cuerpo y que evidenciaban muchos de los órganos vitales.

La Sra Penny-Apleton no soportó la terrible visión y se desvaneció al instante. Se hizo la oscuridad para ella.

Al despertar, la mujer se encontraba sentada en una mecedora del cuarto de estar. No sabía muy bien como había llegado ahí. Se levantó con cuidado y se dirigió hasta la puerta de salida. Al abrirla observó que la visión de la calle había sido sustituida por una pared de ladrillos. Esta, muy asustada, corrió hasta las ventanas del salón, las cuales también habían sido tapiadas.

La mujer no soportó el sobresalto y se volvió a desmayar. De nuevo, oscuridad.

Al despertar ya no estaba en su casa, estaba recostada en el interior de un ataúd. Comenzó a ponerse muy, muy nerviosa. Le faltaba el aire y por más que gritaba nadie la escuchaba. Arañaba con todas sus fuerzas la tapa de madera, la golpeaba una y otra vez pero nada, era inútil.

Cuando se le han agotado las fuerzas y todo es inútil, la Sra Penny-Apleton despierta de golpe.

Está en la cama de su habitación rodeada de sus tres ilustres gatos lamentándose por la terrible pesadilla que ha tenido.

Se incorpora de golpe y observa con odio la novela que tiene entre las manos: “Crímenes imperfectos”.

La Sra Penny-Apleton lanza el libro hacia la ventana maldiciendo en varias lenguas el nefasto momento en que decidió probar una lectura alternativa y dar la espalda brevemente a sus amados volúmenes de historia.

La Sra Penny-Apleton vive sola con sus tres gatos, le encanta la novela histórica y odia la novela policíaca, por razones obvias.

martes, 27 de enero de 2009

CONFESIONES DE UN TENDERO DE BARRIO

Mi nombre completo, Antonio López Urdiales, tengo cincuenta y ocho años.

Tenía hasta hace poco una prospera tienda de ultramarinos. Era un buen negocio, yo lo sabía todo sobre el y él de mi, nos entendíamos.

Como en cualquier negocio tenía clientes habituales, desde luego. También tenía un ladrón habitual que me robaba el penúltimo día de cada mes.

Hace dos días esperaba como agua de Mayo a ese entrañable bribón mensual pero, fíjese, no apareció.

Me preocupé bastante, pase un día malísimo, no entendía por que no había ido a robarme. Me preguntaba si estaría enfadado conmigo o si le habría causado sin quererlo algún tipo de incomodo.

No me lo pensé ni un segundo. Me puse el abrigo y el sombrero y me dispuse a encontrar a mi ladrón mensual particular. Quería saber por que demonios no había cumplido con su cita.

Después de varias horas de búsqueda muy poco prometedoras y de un intento de asesinato por parte de unos pandilleros, una mujer me dio la dirección del ladrón.

Encontré la casa, en la calle había una mujer limpiando las escaleras del portal, le describí al individuo y me indicó que vivía en el primer piso.

Por fin llegué a la puerta de la casa de mi ladrón habitual. Llamé al timbre y esperé. Después de un rato, la puerta se abrió ante mis narices. Una joven encantadora me dio la bienvenida. Observé inmediatamente que estaba embarazada y que muy posiblemente mi ladrón habitual fuera el padre de lo que estaba por llegar.

Le dije que estaba buscando a un hombre de determinados rasgos físicos y que deseaba mantener una charla con el. La joven me dijo que su novio estaba trabajando y que hasta la noche no regresaría, me dijo además que se estaba esforzando mucho por el hijo que esperaban y había abandonado cualquier tipo de actividad ilegal.

No tuve palabras en aquel momento, tan solo la deseé muy buena suerte y me marché aturdido.

Regresé a mi tienda con la cabeza ausente, como distraído. Sentía pena y felicidad a partes iguales, es difícil de describir.

Me senté tras el mostrador con la mirada perdida y me di cuenta en ese instante de que me sentía vacío y que por una vez en la vida tenía la impresión de que me habían robado algo de mucho valor. Me habían robado a mi ladrón habitual.

¿Qué podía hacer? Yo lo necesitaba, si, como lo oye, lo necesitaba, como el bombero al fuego, como el médico al enfermo o como el enterrador al cadáver.

Tenía que recuperar a mi ladrón, tenía que volver a robar a mi tienda el penúltimo día de cada mes.

¿Cómo podía hacerlo? Pensé en un primer momento en asesinar a su prometida y de esta forma obligarle a regresar al arroyo y a la desgracia, supuse que si lo hacía regresaría así a mi tienda.

Después reflexioné y me di cuenta de que no tenía agallas para semejante empresa y que un crimen sobre los hombros pesaría demasiado.

Tuve una idea mucho más oportuna. Me propuse descubrir donde trabajaba y conseguir que lo despidieran, de esta forma y teniendo en cuenta como está el trabajo hoy día, le obligaría, irremediablemente, a regresar a mi tienda en busca de sustento.

Así lo hice, fui a la fábrica de enlatado de pescado donde trabajaba y hablé con su jefe. No me costó convencerle de que era un delincuente peligroso enfermo de SIDA. La verdad es que no me imaginé que fuera tan sencillo.

Mi plan funcionó a la perfección y le despidieron esa misma tarde.

Regresé a mi tienda impaciente para ver si el condenado ladrón, ya sin su trabajo, volvía para robarme.

Espere, horas y horas, se hizo de noche y nada, no volvió.

Tomé la decisión de regresar a su domicilio y saber que ocurría.


Llegué allí. Cual fue mi sorpresa cuando pude ver toda la calle repleta de coches de policía y una ambulancia. La gente estaba expectante y preocupada.

Me acerqué a un hombre y me explicó que un chico joven se había suicidado en su casa y que la mujer que vivía con él sufrió una crisis de ansiedad que provocó el aborto de la criatura que estaba esperando.

Fue lo más extraño que me había ocurrido nunca, tuve una sensación en el cuerpo que no había experimentado jamás.

De nuevo volví a mi tienda, entré por la puerta como un fantasma, sin hacer ruido y sin encender las luces.

Me di cuenta en aquel preciso momento del terrible mal que había cometido y de lo imperdonable de tal acto.
Entendí que lo que había hecho era monstruoso y anormal. Y que por mucho que se lo explicara a alguien ni yo mismo podría entenderlo.

Tampoco lo pensé mucho. Cogí un bote de gasolina y empecé a rociar todo el establecimiento para después encender una cerilla. Una vez supe que aquel sería mi final me dispuse a relatar todo cuanto había sucedido.

Y aquí estoy, escribiendo estas líneas mientras mi amada tienda es consumida por las llamas mientras yo permanezco todavía en el interior. Supongo que es lo más humano que puedo hacer por mi oscura alma y confío en que la pequeña caja de metal donde guardo el cambio sea capaz de guardar esta carta.

Si más me despido del lector de esta carta que como habrá descubierto soy un claro peligro para la existencia y para mi mismo.

YO ODIO

Me siento frente al ordenador. Enciendo la radio. La música atrapa mis sentidos. Las imágenes fluyen en mi cabeza, dan vueltas... vienen, sevan...secuencias inconexas, frases en el aire, situaciones que machacan micerebro contra el cráneo.

Me sumerjo en el caos de mi mente, en el libre albedrío de mis pensamientos. Ausencia. Unos minutos KO. Escucho la música,Vuelvo. Todo sigue igual. La pantalla del ordenador brilla en la oscuridad. Blanco absoluto. Pienso en lo que he pensado. Veo mispensamientos. Están ahí.

Luchan por salir. todo fluye sin orden ni concierto....Sufro mi incapacidad. Mi necesidad de crear, corroída y destruida por mi inutilidad. Soy un lisiado de la creación. Toda la mierda se acumula en micabeza... años y años de atasco mental, material sublime que reventara algún día. Atentado suicida en mi cerebro. Vegetal para el resto de mis días....El Ansia de crear me supera.

Los odio a todos, con toda mi alma... a los escritores alcohólicos que vomitan frases de oro, a los músicos de amoratadas venas y narices aspiradora que nos invitan al suicidio con sus canciones... a los cineastas... creadores de universos que juegan a ser Dios y crean vida a 24 fotogramas por segundo... a los artistas homosexuales sidoticos que juegan con sus tizas...(hay tenéis mi culo,que os aproveche!!!).

Esto se lo dedico a SP, a CB, a CM, a MS, a TM, a HST, … a todos los genios que acaban con nuestras esperanzas y hunden nuestros egos en la mierda sideral... vivimos contaminados por su legado...A todos aquellos que una vez yacieron en el suelo mirando al techo sabiendoque son tamaño doce veces el de Dios... ahogáis nuestra esperanza e ilusiónen ríos de genialidad extrema. Leo sus libros, veo sus películas.... las siento. Las sufro. Las venero.Las odio. Me pregunto porque. Que tienen ellos. Porque?????

Me acuesto por la noche. Las pesadillas amenazan mi sueño. Me despierto nervioso, empapado en sudor gritando hasta quedarme inconsciente. Me levanto, voy al baño. Me encuentro con mi cara. Escupo a mi reflejo en el espejo. Pienso en pistolas y en cuchillas... pero no me consuela ni el suicidio. Soy la ultima mierda que cago Pilatos.

La camisa me queda demasiado grande y moriré corroído por la envidia y la desesperación. Camino por un cementerio de elefantes sagrados profanando la tierra que piso. Los odio a todos.

Malditos malnacidos del infierno...



domingo, 25 de enero de 2009

PATETISMO ILUSTRADO Y OTRAS GRACIAS DE LA MEDIOCRIDAD

Hoy en día ser mediocre es lo más normal del mundo. Constantemente esta sociedad nuestra tan acelerada nos toca el miembro con ideas de superación y éxito.

Por lo general todos somos mediocres. De vez en cuando una anomalía de la genética o una pirueta cósmica nos regala a alguien distinto capaz de cambiar este jodido mundo. Estamos hablando, obviamente, de los milagros tipificados en el código santoral del vaticano.

La mediocridad es nuestra amiga, nos convierte en bulto y oveja del rebaño, en definitiva, nos da forma (esa que miramos cada mañana en el espejo).

La mediocridad es una corriente, un estilo de vida estrechamente relacionado con eso que llaman “PATETISMO ILUSTRADO”.

El Patetismo Ilustrado consiste, como su nombre indica, en ser patético/a. No ser más que una rareza para la propia existencia, un ser o un “no ser” que deambula de aquí para allá sin pena y sin gloria.

La gran pregunta entonces sería la siguiente: ¿Por qué “ilustrado”? Es simple, mediocres míos. Ilustrado de “ilustre”, y es que ser patético, hoy día, es un alto cargo. Si no fueran los patéticos quienes son, ni vosotros ni yo estaríamos aquí. Y es que la gran verdad es esa, arriba, donde la vista ya no alcanza, habitan los patéticos con su mediocridad de serie, agazapados entre la maleza.

Y son ellos los que deciden quien sale, quien entra, quien vive y quien se va a tomar por el culo.

Los patéticos ilustrados y su mediocridad habitan entre nosotros, son idénticos a todos los demás, se mueven igual, comen igual, follan igual e incluso mean igual.

Lo único que les diferencia del resto es que ellos no son conscientes de que pertenecen al rebaño, ellos piensan que son la leche en polvo y que no hay quien les tosa.

Son en definitiva, unos putos creídos.